lunes, 19 de mayo de 2014

¿Cuál es la manera correcta de ingerir los alimentos?

La solución para muchos problemas digestivos y de sobrepeso puede ser tan simple como aprender a comer correctamente.
 
Sabemos que en las últimas décadas, la mayoría de nosotros,  “vivimos corriendo” y eso nos hace olvidar que el proceso de la digestión de los alimentos empieza en la boca, y debemos prestarle la atención  a la velocidad con la que comemos y concientizar  los beneficios de masticar  bien los alimentos.

La Digestión Bucal es un proceso químico y mecánico muy completo, que permite triturar los alimentos en fragmentos más pequeños, ensalivarlos para pre-digerirlos y disfrutar su sabor y olor.


Se debe masticar al menos 20 veces, utilizando ambos lados de la dentadura, antes de tragar, y poner los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado.

Los niños lo hacen naturalmente, y mastican cada bocado durante varios minutos para la desesperación de los padres, que no comprenden que los que están equivocados son ellos, que comen rápido y no disfrutan de una comida tranquila.

Evita poner la TV o la radio mientras comes. Cualquier cosa que te distraiga hará que no prestes atención a la cantidad de veces que masticas. Puede que al principio te resulte muy incómodo, pero con el tiempo se convertirá en una rutina, igual que lo es ahora comer rápido y sin masticar.

También es importante ensalivar bien los alimentos, para hacer más ligera la digestión, pues la saliva es un componente que ayuda a descomponer los alimentos en nutrientes. La propia acción de masticar segrega saliva.

Con la saliva segregamos ptialina, que es la enzima encargada de descomponer los hidratos de carbono. Si no masticamos bien, no damos tiempo a que se segregue la saliva y, por lo tanto, esas moléculas no podrán descomponerse con eficacia y tendrán que ser otros órganos y otras enzimas las que lo hagan, forzando así la maquinaria inútilmente.

En cambio, al comer más lento, la digestión será más rápida, y los nutrientes se asimilarán con más eficacia, acelerando el metabolismo, a la vez que órganos como el estómago, páncreas e hígado no tendrán el excesivo trabajo que requieren unos alimentos poco triturados. La descomposición de los alimentos será más rápida, evitando de esa manera, las digestiones pesadas que tan mal nos hacen sentir.

Comer despacio, masticando bien los alimentos antes de tragarlos, evitará además, el tragar una excesiva cantidad de aire, mientras se come y los gases que son tan molestos.

Masticar bien los alimentos no sólo agiliza la digestión sino que también hace  que consumamos menos alimentos, pues nuestro cerebro detecta que estamos saciados aproximadamente a los veinte minutos, después de haber ingerido el primer bocado. Los que comen rápido pueden consumir mucha comida, lo que equivale a más calorías, sobrepeso y obesidad.

Disfruta de los alimentos, presta atención a su sabor, su textura, a cómo se deshacen en la boca, a cómo  descienden con delicadeza, a cómo te nutren. Agradece cada bocado que lleves a la boca. Tu organismo se beneficiará más si tú disfrutas de ese alimento. No por arte de magia, sino porque cuando tienes pensamientos positivos de placer, ayudas al organismo a segregar sustancias beneficiosas.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Dietas para adelgazar: mentira contra verdad

"Si como un alimento o un menú fuera de la dieta, mejor abandono". Mentira. Un error no descarrilla el plan de adelgazamiento, lo ralentiza, pero no frena tanto la pérdida de peso como el hábito y el aprendizaje que lleva pareja la dieta.

"O lo hago todo o no hago nada". Mentira. Al final de semana, cuando se suba al peso, el cómputo de la pérdida será el resultado de los nuevos hábitos alimentarios y de ejercicio.

"Elijo grasa porque llena más". Mentira. Si bien la grasa tarda más tiempo en ser digerida, no quita más el hambre. Las verduras y las frutas llenan más, así como los cereales integrales.

"Fuera el pan, es lo que más engorda". Mentira. En la medida justa que indique la dieta de adelgazamiento, el pan engorda y nutre como otro alimento con el mismo número de calorías.

"No a los hidratos, son malos". Mentira. En esta segunda década del siglo les ha tocado a los carbohidratos cargar con el peso de la prohibición, hasta el punto de que se prescinde de una guarnición de arroz y se elige una porción de queso para limitar calorías.

"Light o bajos en grasas son aliados". Mentira. Se trata de limitar la cantidad y aumentar de heterogeneidad de todos los alimentos, no de aumentar los bajos en grasa que gustan.

"A mayor restricción más peso se pierde". Mentira. Los estudios demuestran que las dietas restrictivas son mucho más susceptibles de ser abandonadas. Las dietas de adelgazamiento tienen que ayudar a vivir, y conquistar y convencer a quien la realiza, y eso solo se logra si es satisfactoria.

lunes, 12 de mayo de 2014

Come con los cinco sentidos puestos en el plato y la televisión apagada

Escribir whatsapps o sms´s mientras se está comiendo o estar pendiente de cualquier tipo de pantalla (móvil, ordenador, Ipad, etc.) lleva a comer más descuidadamente y en mayor cantidad. Diferentes investigaciones señalan, además, que cuando una persona está concentrada en cualquier tipo de pantalla mientras come, disminuye de forma significativa el consumo de frutas, verduras, legumbres y de otros alimentos saludables. 

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos halló en 2010 “evidencias fuertes y consistentes” sobre la clara relación que existe entre el tiempo dedicado a ver la televisión y el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad. 

En cuanto a ver la televisión comiendo o cenando, un estudio de la Harvard School of Public Health llevado a cabo entre adolescentes señala que el número de horas pasadas frente al televisor es inversamente proporcional al consumo de frutas, verduras y legumbres. 

Además de ser una actividad sedentaria, que incluso quema menos calorías que otras parecidas (como estar leyendo o sentado en el trabajo), ver la televisión comiendo favorece el consumo de alimentos de alta densidad energética. Sobre este particular, un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá), publicado en la revista “Pediatric Research” en junio de 2007 que fue coordinado por la nutricionista Harvey Anderson, observó que los niños que comen viendo la tele podrían llegar a ingerir hasta 228 calorías más que los que no la ven, entre otras cosas, dice Anderson, “porque ver la televisión invalida nuestra capacidad de saber cuándo debemos de parar de comer”. 

A la misma conclusión llega un estudio de la Universidad de Illinois: utilizar la tele como aliada para que niños y adolescentes coman no es buena idea, pues favorece el incremento de la cantidad de comida y la reducción de su calidad. Eso por no hablar de la posibilidad de “intoxicarse” con los anuncios que exaltan las supuestas virtudes de patatas fritas, salsas, pizzas y otros alimentos no demasiado saludables. 

Acabamos con una curiosidad: según un estudio elaborado por un grupo de nutricionistas, epidemiólogos y expertos en medicina preventiva de la Harvard School of Public Health, usar el mando a distancia priva de consumir dos kilocalorías cada vez que se cambia de canal (de otro modo habría que levantarse para ir al aparato de televisión). Teniendo en cuenta que se cambia de canal siete veces a la hora, los expertos calculan que semanalmente se dejan de quemar trescientas kilocalorías, el equivalente a una pechuga de pollo con ensalada y fruta de postre. 

Via:  http://comeronocomer.es/los-consejos/come-con-los-cinco-sentidos-puestos-en-el-plato-y-la-television-apagada