lunes, 22 de julio de 2013

¿Es malo que el bebé juegue con la comida?

Cuando comenzamos con la alimentación complementaria suele suceder que, el bebé, si se lo permitimos, toque, se embadurne, aplaste, escupa y hasta tire al suelo lo que le damos. Pero, ¿es malo que el bebé juegue con la comida?

Posiblemente a nosotros nos daban de comer papillas, bien sentaditos en la trona, cubiertos con un babero y haciéndonos el avioncito… pero de tocar las cosas de comer con las manos , nada de nada. Y nos cuesta ver que el niño se empeña en hacerlo.
Pero que un bebé juegue con la comida no tiene nada de malo, todo lo contrario, es lo más saludable para que desarrolle su experiencia alimentaria completamente. Su gran curiosidad y la necesidad de experimentar con todos sus sentidos le anima a hacerlo.

Aprender a comer no es aprender a abrir la boca cuando viene la cuchara. Aprender sobre la comida es una aventura de colores, olores, temperaturas, texturas, peso, consistencia y sabor. Por tanto que el niño quiera jugar con la comida y tocarla va a ayudarle a desarrollar su experiencia plena. Incluso podemos aplicar el método Baby-led Weaning, que consiste en permitirle al bebé comer en trozos desde que comienza la introducción de sólidos. Irá cogiendo los alimentos con la mano y llevándoselos él mismo a la boca.

Tampoco es necesario que la casa quede hecha una pocilga, basta con ponerle un plato antideslizante, unos plásticos en el suelo y, siempre que sea posible, comer nosotros con ellos y cosa lo más parecidas posibles, para que desee descubrir por él mismo lo que nosotros hacemos, fomentando de este modo buenos hábitos alimentarios desde temprana edad.
Asi que no, no es malo que el bebé juegue con la comida, jugar es su manera de aprender.


Via:  http://www.bebesymas.com/alimentacion-para-bebes-y-ninos/es-malo-que-el-bebe-juegue-con-la-comida

miércoles, 10 de julio de 2013

Rumor: Para adelgazar basta con añadir alimentos sanos

Un tuit muy polémico del American Institute for Cancer Research ha llevado a que algunos foros de internet echen humo a raíz de la sempiterna pregunta: qué es antes el huevo o la gallina. O dicho de otra forma, ¿cómo hay que adelgazar: introduciendo alimentos “sanos” o dejando de tomar los superfluos?

En él, leemos lo siguiente: “Para reducir tu ingesta de calorías, no añadas hortalizas, frutas o cereales integrales. Escógelos en lugar de alimentos ricos en grasas o azúcares”. 

Pero el tuit no está mal. De hecho, está la mar de bien. Muchas personas piensan, erróneamente, que no es preciso que dejen de tomar alimentos superfluos para conseguir su salvación nutricional, sino que basta con que tomen media zanahoria cruda de vez en cuando, para que sus “carotenoides antioxidantes fitoquímicos” ejerzan mágicos poderes antienvejecedores y, sobre todo, adelgazantes. 
No funciona así. De hecho, tampoco funciona así en otras facetas de la vida. 
Si quitamos el polvo de las estanterías, pero tenemos los zapatos llenos de barro, la habitación no quedará lo que se dice “impoluta”. Mejor sería limpiar primero nuestros sucios zapatos, para luego dedicarnos al orden y concierto de la habitación. 

Así, para disminuir la ingesta calórica o para mejorar el perfil nutricional de nuestra dieta, no basta con “añadir” alimentos sanos, hay que dejar de tomar alimentos con muchas calorías. Una vez eliminadas las (muchas) calorías que nos aportan los alimentos superfluos (refrescos, bollería, repostería, helados, aperitivos salados, postres lácteos, salsas, bebidas alcohólicas, etcétera), en ese momento podemos empezar a plantearnos añadir frutas, hortalizas, cereales integrales, legumbres o frutos secos. 

(No debemos olvidar que para tener una vida saludable es imprescindible compaginar una alimentación sana con la práctica de deporte)

Via: http://comeronocomer.es/rumores/rumor-para-adelgazar-basta-con-anadir-alimentos-sanos

miércoles, 3 de julio de 2013

El veranito... otra excusa más

El verano es una época especial del año. Los días son más largos, socializamos más y, ¡por supuesto! hay vacaciones por medio, sin contar con helados, granizados y un sinfín de tentaciones en forma de comida. El verano es, sin lugar a dudas, la época del año más relajada que hay. Quizás por ello, muchas veces el proyecto de comenzar una dieta (que, como sabéis para mí es sinónimo de “comenzar a cuidarme, quererme e ir por lo que quiero en la vida”) lo dejamos para después, porque claro ¡a ver quién es el guapo que resiste a tantas tentaciones! Pues tú, si realmente lo quieres. 


El verano no es excusa. Es más, si te pones a pensarlo fríamente, tienes la oportunidad de cuidarte más: – Al tener más tiempo libre, puedes practicar ejercicio.
  • Como hace buen tiempo, ¡no necesitas enterrarte en un gimnasio! Sal a pasear, a correr, a patinar,…
  • Como hace más calor, apetecen cosas más fresquitas. Así que las frutas, las ensaladas, los zumos, etc. son tus aliados.
  • Bebes más, lo que siempre te ayudará a sentirte más saciada y a equilibrar la ingesta de líquidos.
Además, el verano son 3 meses. ¿Cuánto tiempo de te vas de vacaciones? ¿15 días? ¿Un mes? Si tienes la suerte de poder irte un mes, no deja de ser un tercio del tiempo de verano. En esos 30 días harás una media de 4 comidas diarias, lo que significa 120 comidas. ¿Vas a hacer 120 comidas desastrosas? ¿120 paellas? (si es así, vete poniendo en contacto con el Ayuntamiento de Calasparra, para que te hagan un monumento.) Pero es que aunque así fuera… ¿Vas a dejar de cuidarte 3 meses por ello? Hay un círculo vicioso muy común:
  1. Tras el verano, me siento fatal porque he engordado y me paso el mes de septiembre castigándome por ello, así que
  2. Llega Octubre y me digo “venga, me voy a poner a dieta” pero como las Navidades están a la vuelta de la esquina….
  3. Tras las Navidades, me flagelo mucho más “¿Ves? ¡Has vuelto a engordar! Jamás lo vas a conseguir”, así que
  4. Enero y febrero me lo paso llorando por las esquinas y planificando la operación bikini que
  5. Comienzo en marzo convencidísima de que me voy a quitar lo que me sobra
  6. Llega finales de Junio y bueno, sí, me he quitado unos cuantos Kgs, así que ¡vacaciones!
  7. Y… vuelta a empezar.
Y, sin darte cuenta, vives año tras año un círculo vicioso que te atrapa en tu cuerpo, en tus sentimientos de fracaso y en tu vida “de gorda”. Y, a muchas personas, en dietas milagros y cambios drásticos de peso. Conozco a una mujer que su talla en ropa de invierno es la 50, y la de verano… ¡la 46! ¿Dos tallas en un mismo año? ¿No ves que vives atrapada en un círculo vicioso? ¿No deseas, de corazón, mantenerte en una vida sana -y un cuerpo- durante el resto de tu vida? Corta con todos los círculos viciosos de tu vida. Mientras vivas en ellos, no dejarás que lleguen a tu vida personas, situaciones, experiencias y sentimientos nuevos. 

En realidad, el verano es la excusa para no comenzar a cuidarte. Pero la pregunta es… ¿Para qué dejas de cuidarte?  Cualquier época del año es buena para amarte y ocuparte de ti y de tu alimentación. ¡Ojo! No estoy diciendo que te pongas a dieta de adelgazamiento, sino que te cuides esas vacaciones, vuelvas a tu vida y sigas cuidándote. El nivel lo pones tú. El verano es una época perfecta para comenzar a asumir una alimentación responsable: frutas, verduras, barbacoas (sí, si te lo propones, una barbacoa puede ser de lo más sano), bebidas sanas, etc. y empezar a indagar en esas razones que te hacen vivir en ese círculo.

Así que… ¿por qué no te dejas de excusas veraniegas y empiezas a amarte ya?

Via:   http://evacamposnavarro.wordpress.com/2013/06/20/el-veranito-otra-excusa-mas/

lunes, 1 de julio de 2013

Los cereales de caja para el desayuno ¿Son buenos o malos?

La nutrición es una ciencia dentro del área de la salud. 

Sin embargo, muchas veces a diferencia de la medicina,  no existen respuestas generales y aplicables a toda la gente. Se podría decir que la nutrición es la ciencia del “depende”. Depende de la edad, del nivel económico, del tiempo, de los gustos y preferencias, de las costumbres, de si existe o no alguna enfermedad, de nuestros hábitos y las cantidades de alimento que acostumbramos, etc. Es por eso que se generan tantos mitos y recomendaciones tan variadas y por lo tanto nos sentimos con frecuencia confundidos.

Por ejemplo, se dice que comer frutas es benéfico por su contenido de vitaminas, minerales, agua y fibra. Pero ¿qué sucedería si consumo grandes cantidades de fruta? En ese caso no es muy recomendable porque al hacerlo estaría olvidando de comer otros grupos de alimentos que tienen diferentes nutrientes, tal vez grasas y proteínas, por lo que me estaría privando de elementos importantes para mi salud.

Con todos los alimentos pasa lo mismo. Una alimentación saludable consiste sobre todo en la variedad. Si incluimos alimentos que pertenecen a todos los grupos, estaremos teniendo un aporte adecuado de todos los nutrientes. 
Estos grupos son:

Verduras y frutas: aportan carbohidratos (energía), vitaminas, minerales, fibra y agua.
Leguminosas: aportan carbohidratos complejos (energía prolongada), fibra, proteínas y minerales.
Lácteos: aportan proteínas, grasas y calcio.
Carne, queso y huevo: nos dan proteínas, minerales como hierro y otros minerales importantes.
Grasas y aceites: sobre todo el aceite de oliva y otros aceites de origen vegetal tienen además antioxidantes como polifenoles y vitamina E. Si es aceite de pescado, contiene omega 3, excelente para el corazón. Nueces y semillas (llamadas oleaginosas) también contienen importantes nutrientes.
Cereales: aquí incluimos trigo, maíz, cebada, arroz, centeno, avena y todos sus derivados. Contienen carbohidratos, vitaminas, minerales y fibra. Si son integrales tendremos todo esto, si son refinados sólo tendremos carbohidratos llamados almidones.

cereal
Ahora bien, la industria de alimentos sabe que mucha gente tiene problemas de tiempo para desayunar adecuadamente y han creado una gran oferta de cereales de caja prácticos y rápidos. El problema con muchos cereales de caja es que pueden llegar a tener demasiada azúcar, saborizantes y colorantes artificiales (sobre todo los cereales para niños), siendo muy alto su aporte de calorías y bajo su aporte de fibra y otros nutrientes.

La mala noticia es que en una porción de cereal podemos estar tomando toda la azúcar que podemos tomar en todo el día, promoviendo el aumento de peso en niños y adultos. Otra desventaja de los cereales de caja es su contenido de sal, el cual es muy elevado. Generalmente los alimentos altos en azúcar también contienen mucha sal y los cereales de caja no son la excepción.

niño

Por otro lado no se trata de satanizar estos alimentos pues una alimentación adecuada puede incluir todo tipo de alimentos, siempre y cuando sepamos cuánto comer y con qué frecuencia. 
Si nuestro desayuno consiste en cereales de caja azucarados todos los días, entonces sí, estamos fallando. Si lo hacemos una vez al mes o cada 3 semanas cuando se nos antoja mucho, entonces es un alimento más dentro de la gran variedad de alimentos que consumimos.

Algo importante es que leamos las etiquetas, para elegir el cereal que tenga menos azúcar y sodio… y más fibra, e incluyéndolo de vez en cuando si así lo preferimos.
Ahora bien si queremos cuidar nuestro peso será recomendable tomarse el tiempo de planificar nuestro desayuno e iniciar nuestro día con alimentos mucho más nutritivos como aquellos que incluyan proteína, verdura, fruta y lácteos descremados, así como pan o tortillas integrales.

Podemos sustituir los cereales de caja por otro tipo de cereales sin azúcar como el amaranto y la avena.  Se pueden tomar con yogurt, con leche y fruta o en licuados, se pueden hacer galletas, incluso hotcakes integrales.

avena

Recordemos que lo mejor es incluir alimentos naturales y frescos, sin colorantes, saborizantes, conservadores, sales y azúcares.
Además no podemos perder de vista que los hábitos se forman en la infancia, y si enseñamos a los niños a relacionar desayuno con cereal de caja, difícilmente podrán tener buenos y saludables desayunos cuando crezcan.

Nuestros paladares se acostumbran a los sabores. Acostumbrémonos a tener una alimentación variada y natural.

Via: http://www.vivesanamente.com/los-cereales-de-caja-para-el-desayuno-son-buenos-o-malos/