Marta tiene sobrepeso desde hace muchos años. Ha probado todo tipo de dietas a lo largo de su vida: la de la alcachofa, la de sirope, la de los sobres, la Dukan…
Estas dietas llegaban a su conocimiento a través de amigas o conocidos
que se las habían recomendado o a través de publicidad en la
televisión, libros o revistas. Había acudido a todo tipo de centros para adelgazar:
médicos privados que tenían mucha fama, homeópatas, herborísterías,
centros de productos dietéticos… También lo había intentado con
distintos productos adelgazantes, que se anunciaban en la tele o en las revistas, incluso algunos que un comercial le había traído a su propia casa.
Marta siempre empezaba con mucha motivación, pero la mayoría de las veces acababa abandonando
las dietas antes de cumplir su objetivo, porque se aburría de comer
siempre lo mismo, porque pasaba hambre, porque los platos no se
adaptaban a sus gustos y a su ritmo de vida, porque tenía que comprar
productos carísimos o porque echaba de menos los alimentos que tenía
prohibidos por la dieta.
Al acabar sus dietas o dejarlas, Marta volvía a comer normal y volvía a recuperar el poco o mucho peso que había perdido. Así una y otra vez a lo largo de los años.
Marta se comparaba con lo que comían sus amigas y se enfadaba porque consideraba que para la cantidad que comía, no debería estar así, ya que sus amigas comían más que ella y no engordaban. Y sin embargo ella, tenía que vivir siempre a dieta.
Marta tiene ahora 46 años y pesa 15 kilos
más que cuando empezó a hacer sus primeras dietas. Ha llegado a la
conclusión de que su problema de peso tiene que ser genético, de que
tiene la mala suerte de que le ha tocado a ella y que nunca logrará
adelgazar, así que ha tirado la toalla, mientras espera que se invente
la dieta que a ella le funcione o el producto que le haga adelgazar para
siempre.
¿En qué ha fallado Marta?
1. Nunca ha sido asesorada por la persona adecuada. En ningún caso debería haber sido asesorada por amigos o conocidos cuyo único argumento es "a mí me funcionó"
y cuya única formación en nutrición es lo que leen en las revistas.
Tampoco debería haber acudido a terapeutas que carecían de la titulación
adecuada. Marta debería haber acudido primero a su médico a realizarse
un chequeo general y luego haber acudido a un dietista-nutricionista,
que le elaborase su tratamiento dietético, algo que ella nunca había
hecho. Ella simplemente acudía a quien le prometía adelgazar rápido y
sin esfuerzo o a consultas de terapeutas que tenían mucha fama, sin
valorar su formación, que debería ser nutrición humana y dietética, no
un curso o un master u otra carrera sanitaria.
2. Ha realizado siempre dietas milagro. La dieta debería haber sido hecha para ella, es decir, una dieta personalizada
de verdad, adaptada a sus necesidades, gustos, hábitos de vida… El
único nombre que debe tener la dieta es el suyo: la dieta de Marta. En ningún caso
debe estar basada en un único alimento o grupo de alimentos con
prohibición de otros, sea la prohibición temporal o durante toda la
dieta. Debe incluir frutas, hortalizas, verduras, legumbres, cereales
integrales, lácteos, frutos secos, aceite de oliva, carnes y pescados en
la proporción que se determine según sus características.
¿Cómo podía haber reconocido que estaba ante una dieta milagro? ¿Cuáles son sus características?
- Prometen resultados rápidos (“Con nuestro método, usted logrará adelgazar de forma inmediata“, “Pierde 5 kilos en dos semanas“…)
- Profetizan resultados asombrosos, mágicos ( “elimina sólo la grasa localizada“, “depura tu organismo“…)
- Prohíben el consumo de un
alimento o de un grupo de alimentos, temporalmente o durante toda la
dieta (frutas, verduras, cereales y derivados, lácteos…)
- Contienen listados de alimentos buenos y malos o permitidos y prohibidos.
- Exageran o distorsionan la realidad científica de un nutriente (las bondades de las proteínas, de los Omega 3…).
- Incluyen o se basan en el consumo de preparados
que, casualmente, vende quien promueve el tratamiento dietético (como
sobres, cápsulas, viales, infusiones, galletas, tostadas…)
- Los preparados que se venden para hacer la dieta son carísimos comparados con el coste de los alimentos comunes del supermercado (a pesar de que darán el mismo resultado a la dieta).
- Incluyen relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad (“Más de un millón de lectores ya han adelgazado siguiendo esta dieta”)
- Contienen afirmaciones que contradicen a la comunidad científica (“Con nuestro método podrá mantener su peso estable durante el resto de su vida”)
3. Ha recurrido a productos milagro. No existen productos adelgazantes y menos aún que hagan mantener el peso perdido. La única forma de mantenerlo es corregir los malos hábitos que la habían hecho engordar para siempre. Y además este tipo de productos no sólo no sirven para tratar el sobrepeso sino que no siempre son inocuos.
4. Ha sido víctima de la publicidad engañosa que le bombardea en todos los medios, queriendo creer a la desesperada todo lo que le prometían.
5. Nunca se planteó que su problema de peso era debido a sus malos hábitos:
una alimentación diaria inadecuada y sedentarismo, por lo que nunca se
planteó que para mantener el peso perdido debía modificarlos para
siempre, corregir esos mismos errores que la habían llevado a su
situación de sobrepeso, aprender a comer mejor.
6. Lo que ella llama comer normal es comer mal, ya que ha sido esa forma de comer la que la ha conducido al sobrepeso.
7. Ella considera que una dieta “que funciona” es una dieta que le haga perder peso lo más rápido posible y con el mínimo esfuerzo,
cuando una dieta eficaz es aquella que hace perder peso lentamente, que
incluye alimentos que a ella le gustan y que suele comprar, que es
compatible con su modo de vida, y que le enseña y acostumbra a comer de
una forma más saludable.
8. Se compara con sus amigas.
Ella sólo ve comer a otras personas en momentos concretos (que además
suelen ser días de fiesta, cenas de fin de semana…), no tiene en cuenta
la dieta total diaria y habitual de
estas personas sino solo lo que ella les ve comer en momentos puntuales,
ni tiene en cuenta la actividad física que realizan, ni su forma de
vida, su edad…
9. Considera que come poca cantidad, sin tener en cuenta la calidad de lo que come, cómo está cocinado, lo que bebe, lo que picotea entre horas o mientras cocina o la actividad física que no realiza.
10. Piensa que tiene que estar toda la vida “a dieta”. No, tiene que cambiar sus hábitos para no tener que volver a realizar ninguna dieta, ya que si engorda una y otra vez está haciendo algo mal. Tiene que aprender a comprar, cocinar y comer de una forma saludable y apetitosa y a incluir la actividad física regular en su forma de vida.
Pues bien, Marta no existe, y su caso me
lo he inventado, pero representa a muchas personas que viven en su
misma y preocupante situación. Lo de preocupante no es tanto por su
problema de peso (que tiene solución), sino por el hecho de tropezar una
y otra vez con la misma piedra, su incapacidad para elegir una manera apropiada y saludable para perder peso, recurriendo siempre a terapeutas o métodos inadecuados, métodos y productos milagrosos… retrasando así encontrar la verdadera solución a su problema e ignorando porqué ha llegado a ese punto.
Como sabiamente dijo Albert Einstein “Es una locura seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”. Y esto es lo que le pasa a Marta y lo que le pasa a muchas personas que se encuentra en su misma situación.
Si quieres que esta vez sea diferente,
hazlo de forma diferente, empieza de cero. Resetea todas las ideas de
nutrición que hayas malaprendido y aprende de nuevo, renuncia a las dietas y productos milagro, acude a un dietista-nutricionista y que tu objetivo no sea perder peso rápido, sino que sea mejorar tus hábitos para siempre,
no tengas prisa, despacito y con buena letra, que los malos hábitos que
has tenido durante toda la vida no se cambian en dos días. Acepta que
esta es la única forma de mantenerte en un peso saludable y no pierdas
tiempo buscando o esperando remedios mágicos. Quizás así, esta vez, con
un poco de motivación, paciencia y constancia, el resultado sea distinto.