martes, 3 de diciembre de 2013

¿La leche desnatada tiene los mismos nutrientes que la entera?

Según la definición de la Real Academia Española ‘leche’(del latín lat, lactis) es el líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para dar alimento de sus crías durante los primeros meses de vida. Una vez se produce el destete, momento en que finaliza el periodo de lactancia, prácticamente ninguna especie animal sigue ingiriendo leche, solamente la humana. Y es que el consumo de leche de manera regular en humanos se remonta al Neolítico, hace aproximadamente 6.000 años a. de C. Los romanos y los griegos utilizaban la leche de cabra para la cocina y para hacer quesos y la de asno y la de yegua como medicina. Por su parte, Marco Polo cuando viajó a China a finales del siglo XIII descubrió que los tártaros también tomaban leche de yegua, dejándola secar primero al sol para separar la mantequilla y mezclarla posteriormente con agua. 

Después de este pequeño inciso histórico y volviendo al presente, en la actualidad aunque sí existe en el mercado la comercialización y el consumo de otras leches como la de cabra, oveja, búfala o burra, en nuestro país la más común es la de vaca y es por ello que el Código Alimentario Español (CAE) utiliza la denominación genérica de «leche»: al producto íntegro, no alterado ni adulterado y sin calostros, del ordeño higiénico, regular, completo e interrumpido de hembras mamíferas domésticas sanas y bien alimentadas. Sólo leche de vaca. Otras especies hay que indicarlo. 

En cuanto a su composición nutricional, si bien es cierto que tiene una gran variabilidad, y son múltiples los factores que determinaran el color y sabor del producto final (la especie, la raza, la alimentación a lo largo de la vida del animal, la edad, el periodo de lactancia, el número de pariciones, el sistema de ordeño e incluso depende de la estación del año) también es este mismo órgano, el CAE, quien se encarga de regular legislativamente que todas las leches comercializadas cumplan unos parámetros nutricionales ya establecidos. La clasificación puede variar dependiendo si consideramos el tipo de tratamiento al que ha sido sometida (pasterizada, esterilizada o UHT, Ultra High Temperature), su presentación o estado físico (líquida, en polvo o concentrada) o por su contenido graso: leche entera (tiene que tener como mínimo un 3% de materia grasa), leche semidesnatada (tiene un 1,5% de materia grasa aproximadamente) y leche desnatada (tiene que tener un máximo de un 1% de materia grasa). Y justamente es este nutriente el que va a determinar las diferencias más significativas en el valor energético final de cada tipo de leche. En términos generales y basándonos en la información nutricional de la Base Española de Composición de Alimentos (BEDCA) podemos ver que el principal componente de la leche es el agua (87%). Sin embargo, el interés nutritivo de este alimento radica en el resto de micro y macronutrientes: en la porción grasa, importa tanto la cantidad como el tipo de grasa, pues al ser un alimento de origen animal, es rico en ácidos grasos de tipo saturado y colesterol. Además, en la leche entera encontramos un mayor porcentaje proteínico, siendo en gran parte caseína y proteínas séricas (lactoalbúmina y lactoglobulinas), todas de alto valor biológico. Como hidrato de carbono principal y bastante equitativo en cantidad en todos los tipos de leche tenemos la lactosa. Y por último, si observamos con lupa los micronutrientes, vemos que el aporte de calcio, que es uno de los minerales que caracterizan el grupo de alimentos de los lácteos, es similar en los tres tipos y lo mismo ocurre con los niveles de vitamina D, vitamina liposoluble que ayuda a la absorción de calcio ingerido a través de la dieta y que, además de a través de la dieta, nuestro cuerpo la sintetiza por el contacto de la piel expuesta directamente al sol (algunas personas la llaman “la vitamina de la luz del sol”). 

Por tanto, la diferencia fundamental y más significativa a nivel nutritivo entre la leche entera y la desnatada es su contenido en grasa y, en consecuencia, su valor energético final. La elección final dependerá de cada persona y su situación fisiológica, considerándose la leche desnatada más adecuada en aquellas situaciones en las que sea necesario controlar la cantidad, el tipo de grasa y el contenido energético de la dieta como ocurre en el sobrepeso, la obesidad, los accidentes cardiovasculares, hepáticos o biliares y los trastornos digestivos. 




Via: http://comeronocomer.es/con-respuesta/la-leche-desnatada-tiene-los-mismos-nutrientes-que-la-entera









martes, 22 de octubre de 2013

Trabajos a la intemperie, ¿cómo cuidarse con la alimentación?

Son muchos los trabajos que se realizan a la intemperie, desde la agricultura y la pesca, hasta la minería, la construcción o el transporte.  
Las personas que trabajan al aire libre están expuestas a diversos riesgos que dependen del tipo de trabajo, la zona geográfica, la estación del año y el tiempo que permanecen en el exterior. Los peligros físicos más importantes para las personas que trabajan al aire libre son el calor extremo, el frío extremo, el ruido, los relámpagos y la radiación ultravioleta (UV). Es conocida la relación que tiene la temperatura con la morbilidad y mortalidad, tanto las mínimas de invierno, como las altas del verano. Por ello, en este reportaje nos centraremos en este aspecto -el frío y el calor-, como un factor del que es posible protegerse con una alimentación e hidratación adecuadas.
 


Trabajar con frío: problemas y precauciones

Según el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), un ambiente frío se define por unas condiciones que causan pérdidas de calor corporal mayores de lo normal, es decir, por debajo de los 18-20ºC. Las condiciones de frío extremo pueden causar diversos problemas. Entre ellos:
  • Congelación periférica de mejillas, nariz, orejas y dedos de manos y pies.
  • Hipotermia o pérdida de calor corporal, cuyos síntomas son un comportamiento extravagante, lentitud general y letargo, incapacidad para mantener el ritmo de trabajo y pérdida de conciencia.

 La doble estrategia para combatir estas dos posibles incidencias provocadas por el frío son:
  • Aplicar métodos fisiológicos, es decir, alimentación e hidratación adecuadas, para desarrollar mecanismos de adaptación a las bajas temperaturas.
  • Tomar medidas tecnológicas, es decir, asegurarse cobijo y abrigo.
Ambos métodos tienen como finalidad aumentar la tolerancia de todo el cuerpo o de algunas partes del mismo a las bajas temperaturas. En el plano nutricional, la deshidratación y una alimentación inadecuada aumentan el riesgo de sufrir lesiones por frío sin congelación (LFSC), las cuales afectan casi exclusivamente las piernas y a los pies. Otros factores de riesgo son el estrés, las enfermedades o lesiones concomitantes y la fatiga. Con respecto a la ingesta de calorías, puede suponerse que en ambientes fríos el aporte de calorías debe aumentar entre un 25% y un 50 % comparado con los climas templados o cálidos. 
En cuanto a la hidratación, es preciso recordar las siguientes pautas:
  • La sensación de sed se reduce ante el frío, sin embargo el déficit hídrico reduce la capacidad de trabajo y aumenta el riesgo de sufrir lesiones por frío.
  • La necesidad de agua en ambientes fríos es difícil de estimar porque depende de la carga de trabajo de la persona y del aislamiento que proporcione la ropa.
  • En cualquier caso, la ingesta tiene que ser abundante y en forma de bebidas calientes (entre 5 y 6 litros al día en caso de actividad física intensa).
  • La observación del color de la orina, que debe ser siempre clara, permite saber si se está ingiriendo una cantidad suficiente de líquidos.
  • Se desaconseja la ingesta de alcohol y el abuso de la cafeína. 

Calor extremo: riesgos y cuidados preventivos

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los trabajadores deben ser informados de la naturaleza del estrés por calor y de sus efectos nocivos. También deben saber que la tolerancia al calor depende en gran medida de la ingesta de suficiente cantidad de agua y de una dieta equilibrada. Las condiciones de calor extremo para trabajar pueden causar varios problemas. Entre ellos:
  • un golpe de calor, que se da por una combinación elevada de estrés térmico y carga de trabajo.
  • agotamiento, en el cual se produce una pérdida de capacidad para el trabajo mental y físico.
  • calambres, que son consecuencia de una pérdida de sales minerales a través del sudor, acompañada de una abundante ingesta de agua pero sin la adecuada reposición salina.
  • sarpullidos, que se presentan en forma de pápulas rojas en la piel que permanece cubierta de sudor sin evaporar. 
Una deshidratación severa puede producir agotamiento por calor y colapso circulatorio. En estas circunstancias, la persona es incapaz de mantener la presión arterial y puede perder el conocimiento. La principal causa es la reducción del volumen sanguíneo, que activa una serie de reflejos que reducen la circulación a los intestinos y la piel. La disminución del flujo sanguíneo periférico agrava la situación, puesto que se reduce la pérdida de calor en la superficie y aumenta todavía más la temperatura interna. El individuo puede desvanecerse por una caída de la presión arterial y la consiguiente disminución de riego cerebral. Los síntomas son cansancio, cefalea, atontamiento y náuseas. Cuando la persona se tumba, aumenta el aporte sanguíneo al corazón y al cerebro y, una vez que se enfría y bebe algo de agua, se recupera de forma casi inmediata.  
Es importante saber que no todas las bebidas hidratan igual. Así lo indican numerosos estudios que se han realizado sobre distintas bebidas para reponer el agua, los electrolitos y los depósitos de hidratos de carbono que pierden las personas cuando realizan esfuerzos prolongados. Los principales hallazgos han sido los siguientes:
  • La cantidad de líquido que puede utilizarse (es decir, que puede transportarse del estómago al intestino) está limitada por la "velocidad de vaciado gástrico", cuyo máximo es de unos 1.000 ml/h.
  • Si el líquido es "hiperosmolar" (contiene iones o moléculas en mayor concentración que la sangre), esta velocidad se reduce y dificulta la hidratación. Es el caso de las bebidas refrescantes azucaradas, zumos de frutas comerciales y bebidas energéticas.
  • Por el contrario, los "líquidos isoosmolares" (que contienen agua, iones o moléculas en la misma concentración y osmolaridad que la sangre) pasan a la misma velocidad que el agua pura. Es el caso de las leches, los refrescos light, los zumos naturales, los zumos light, las bebidas de rehidratación oral, las bebidas de soja y las infusiones.
  • La adición de pequeñas cantidades de sal y azúcar aumenta la velocidad de absorción de agua en el intestino.
Por otro lado:
  • No se recomiendan las bebidas muy frías, ya que tienden a inhibir la ingesta.
  • El agua puede mezclarse con aromatizantes para mejorar su aceptación.
  • Las bebidas con fama de "calmar" la sed (carbónicas o muy dulces) están desaconsejadas porque inhiben la ingesta antes de que se produzca una rehidratación completa.
  • Tampoco se recomiendan las bebidas con cafeína porque esta es diurética y aumenta la orina excretada.
  • El alcohol no solo es diurético sino que también reduce la ingesta de alimentos y agua.
Muchas personas no sienten la necesidad de beber hasta que han perdido entre 1 y 2 litros de agua corporal y, si están muy motivadas para realizar un trabajo pesado, pueden sufrir pérdidas de hasta 3 y 4 litros antes de que una sed imperiosa les obligue a parar y beber. Sin embargo -y es preciso tener esto en cuenta-, la deshidratación reduce la capacidad de absorción de agua en el intestino. Por consiguiente, los trabajadores expuestos al calor deben conocer la importancia de:
  • Beber agua suficiente durante el trabajo.
  • Proseguir una rehidratación generosa al término de la jornada.
  • Conocer la importancia de la "prehidratación" (consumo de una gran cantidad de agua justo antes de la exposición a un gran estrés por calor) ya que el calor y el esfuerzo impiden que el organismo elimine el exceso de agua por la orina.
Además del agua, ¿qué nutrientes se ven comprometidos cuando trabajamos expuestos al calor? Los principales son la sal, el potasio, el magnesio y el zinc. 
Aunque el sudor es hipotónico (menor contenido de sal) con respecto al suero sanguíneo, una sudoración profusa produce una pérdida continua de cloruro sódico y pequeñas cantidades de potasio que deben reponerse todos los días. Asimismo, el trabajo en ambientes calurosos acelera el metabolismo de oligoelementos como el magnesio y el zinc. Estos elementos esenciales se obtienen a través de una dieta saludable, equilibrada y variada, que evite el consumo excesivo de dulces y tentempiés sin componentes nutritivos importantes. Es importante señalar que las dietas de los países industrializados contienen grandes cantidades de cloruro sódico y que, por tanto, la probabilidad de que los trabajadores desarrollen déficit de sales minerales es muy pequeña. Otras dietas más tradicionales no contienen una cantidad suficiente de sal.


domingo, 20 de octubre de 2013

El triptófano

¿Qué es?

El triptófano es un aminoacido esencial.

Las proteínas están formadas por aminoácidos.
Los aminoácidos, gráficamente, son representados como ladrillos que forman una pared. 
Dentro de los aminoácidos que forman proteína hay aminoácidos esenciales y no esenciales.
Los primeros pertenecen a aquellos que el organismo humano no puede sintetizar en cantidad suficiente y, por lo tanto, debe tomarlos externamente de los alimentos; en cambio, de los no esenciales el organismo puede disponer a partir de otros.

Funciones que desempeña el triptófano:
 
Estas son algunas de las funciones más importantes que realiza en el organismo:

  • Su papel es muy importante en la estructura y función de las proteinas.
  • Su papel es muy importante en la producción de neurotransmisores como la serotonina.
  • Ayuda a que el sistema inmunológio funcione correctamente.
  • Es materia prima para la síntesis de la vitamina B3.
  • Colabora en la inhibición del dolor.
  • Es muy útil en los problemas de obesidad ya que ayuda a que la serotonina controle el apetito.
  • Puede ayudar a prevenir y combatir el síndrome carcinoide.
  • Ayuda a equilibrar el consumo de hidratos de carbono.
  • Ayuda en la prevención y tratamiento de diferentes alteraciones del sistema nervioso como la esquizofrenia, las manías, la depresión, la ansiedad, estrés, etc.
  • Mejora la inducción al sueño.
  • Ayuda en la prevención de algunas enfermedades cardíacas.
  • Puede ayuda en el exceso de uremia.
  • Aumenta la liberación de hormonas de crecimiento.

 Su déficit puede provocar:
 
Su carencia puede ocasionar una serie de trastornos, estos son algunos de ellos:

  • Deficiencia en la absorción correcta de la vitamina B3 o niacina.
  • Mayor predisposición a padecer algunas enfermedades cardíacas.
  • Alteraciones del sistema nervioso.
  • Insomnio.
  • Trastornos del crecimiento.
  • Cáncer.
  • Trastornos del sistema inmunitario.

Los niños pequeños y las personas que siguen una dieta extrictamente vegetariana son las que suelen presentar mayores deficiencias de triptófano.

El estrés también puede ser una causa de la disminución de los niveles de triptófano.


Precauciones y Datos a tener en cuenta:

  • Las personas con afecciones hepáticas o renales no deben ingerir grandes cantidades de aminoácidos sin las recomendaciones de un profesional de la medicina.
  • Para un buen metabolismo del triptófano se requieren niveles adecuados de vitamina B6 y magnesio.
  • Es importante tomarlo fuera de comidas ya que de lo contrario, no ejerce acción beneficiosa sobre el sistema nervioso.
  • Las personas con niveles de serotonina elevados, deben evitar el uso de este aminoácido.
  • Las mujeres embarazadas y/o en periodos de lactancia, deben evitar el uso de este aminoácido.
  • Las personas que conducen máquinas han de tener especial cuidado al consumir este aminoácido ya que puede causar somnolencia.
Alimentos ricos en Triptófano:
 
Dátiles 

Estos son algunos de ellos:
Origen animal: Carnes. Pescados. Lácteos. Huevos.


Origen vegetal: Apio. Arroz integral. Avena. Berros. Brotes de alfalfa. Brócoli. Cacahuetes. Cereales integrales. Chocolate. Coliflor. Dátiles. Endivias. Espinacas. Espirulina. Legumbres. Levadura de cerveza. Pipas de calabaza. Pipas de girasol. Productos de soja. Remolacha. Semillas. Zanahoria. Vegetales.
 Enfermedades en las cuales su uso puede hacerse aconsejable:

Estas son algunas de las enfermedades donde el uso del triptófano, puede ser adecuado:

Sistema Nervioso: Ansiedad. Angustia. Depresión. Esquizofrenia. Estrés. Fobias. Hiperactividad nerviosa. Insomnio. Manías. Trastornos de la personalidad.
.
Otros:

  • Cáncer.
  • Dolor.
  • Infecciones.
  • Obesidad
  • Trastornos cardíacos.
  • Trastornos del crecimiento.
  • Parkinson
  • Uremia.
  
Vias:
http://www.rdnattural.es/plantas-y-nutrientes-para-el-organismo/aminoacidos/triptofano/

http://www.botanical-online.com/Triptofano.htm

viernes, 18 de octubre de 2013

Emozioak: Kontuan izan beharreko pisuzko arrazoiak





Gure helburu nagusiena argaltzea denean erabiltzen ditugun estrategiak gutxiago edo “garbiago” jan eta kirol gehiago egitea izaten dira. Horiek ez dira ordea, argaltzerakoan kontuan hartu behar ditugun gauza bakarrak. Izan ere, gutxiago jaten dugunean gure metabolismoa moteldu egiten da, ahal den denbora gehien iraungo duen energia izatea baita bere helburua. Horregatik gure gorputzarentzat ez da ona dietaz dieta ibiltzea, gure metabolismoaren ohiturak nahastu, eta guk nahi ez ditugun emaitzetara eramaten baigaituzte.


Zer emango zenuke argaltzearen truke?


Astakeri asko egiten dira etengabe saltzen diguten “gorputz ideala” lortzeko. Azken urteotan oso modan jarri dira elikagai talde edo mota bat oinarritzat hartzen dituzten dietak -Dukan, Atkins, Alkatxofaren Dieta edota Ananaren Dieta besteak beste-. Horiekin berehala galduko dugu pisua, baina etorkizun hurbilean hainbat arazo sor ditzakete, epe laburrean nabaritzen ez ditugunak hain zuzen. Hori dela eta, ez diogu behar adina garrantzia ematen.


      Nola galdu pisua era osasuntsu eta eraginkorrean?


Soberan ditugun kilo horiek –askotan guk uste baino gutxiago izaten direnak– kendu eta ohitura osasuntsu batzuk mantentzeko, modu egokian elikatzen ikasi behar dugu eta kirola ere maiztasunez egin behar dugu. Baina bada beste faktore bat aurreko biekin lotura estua duena: emozioak. Emoziek askotan dieta eta ohitura osasungarriak gureganatu eta mantentzea oztopatzen dute. Horregatik, komeni zaigu gure emozioak janariaren bidez ez kudeatzen ikastea. Egin ezean galdutako kiloak errazago berreskuratuko ditugu. 
 

Geroz eta ikerketa gehiagok baieztatzen dute pertsonen alde emozionala eta psikologikoa lantzearen beharra eta garrantzia. Orain dela gutxi Infocop-ek, Psikologiako aldizkari ezagunak, Consumer Report National Reseach Center-ek (Estatu Batuetako Kontsumitzailearen Ikerketa Zentru Nazionalak) egindako ikerketa bat argitaratu du. Bertan, pisua galtzeko garaian oztopo nagusiena emozionalki jatea dela ondorioztatu da.


Gehiegizko kiloak hartzearen atzean gainera, horren ezagunak zaizkigun antsietate edo depresioak egon daitezke.


Beste batzuetan antsietatea eta depresioa gainpisua edo obesitatearen ondorioz agertzen dira. Eta oso ohikoa izaten da ere “atrakoien nahastea” egotea gehiegizko pisu horren atzean. Izan ere, argaltzen saiatzen diren pertsonen erdiei eragiten die. Hemen, Bulimian bezala, atrakoiak daude, baina bulimian ez bezala, ez dago gehiegizko jate hori konpentsatzeko jokabiderik. Ondorioz, pertsonak loditzera jotzen du, bere gaizkiegon emozionala ere handituz eta arazoa mantenduaraziz.

Sozialki elikadura eta emozioen arteko erlazioa oso estua da.

Euskaldunon ohitura nagusienetakoa zerbait ospatzeko edo 

besterik gabe, lagunartean egoteko

"zerbait hartu" edo bazkari handi bat egitea da.
 
Gure harremanen oinarria da. Horren beste adibide argia, 

haurrekin dugu. 

Sari edo zigor bezala erabiltzen dugu janaria. Adibidez, jokaera 

desegokia badute postrerik gabe gelditzearekin mehatxu egitea 

eta  alderantziz. Guzti honek elikagaiekin harreman desegoki bat 

garatzea eta mantentzea errazten du.




Zer da emozionalki edo emozioen arabera jatea?


Gosea ez den bestelako behar emozional edo psikologiko bat asetzeko jateari deritzo. Askotan, aspertuta, haserre, triste, urduri, pozik, bakarrik… sentitzen garelako jaten dugu, hori ez zaigula komeni eta arazoak ere ez direla horrekin amaituko jakin arren. Gure burua engainatzera eta betetzen ez ditugun promesak egitera jotzen dugu askotan… Honi aurre egiteko lehen urratsa, jatera goazen une horretan pentsatzera gelditu eta jateko gogo horren zergatia bilatzea da (beti ere gure buruarekin zintzo jokatuz). Behin hori jakinda, gure egoerari aurre hartu eta irtenbide bat aurkitzea errazago izango da. 
 

Nolako eragina du genetikak?


Ez da erraza zehaztea. Egokiagoa da familia batean loditzeko egon daitekeen joeraz hitz egitea. Baina familian dauden ohiturek, kulturak, gizarteak, inguruak… eragin gehiago eduki dezakete. Beraz, arazoa aurreikusteko dugun gaitasuna askoz handiagoa da. 
 

Europa mailan Espainia da obesitate tasa handiena duen lurraldea eta mundu mailan, haur obesitate kasu gehiena dauden lurraldea da. Estatu mailan haurren %45ak gainpisua du, hau da, Elikadura Jokabide Nahaste bat garatzeko arrisku handiagoa dute nerabezaroan. Elikadura Jokabide Nahasteak (obesitatea barne), gaztetxoen artean ematen den bigarren gaixotasuna dira–lehenengoa asma da-.

Helduak gara haurren ohituren arduradun. Guzti hori kontuan izanda ezinbestekoa da neurriak hartzea. Guztion esku dago.

Argi dago beraz, alderdi psikologikoek garrantzia dutela gainpisuaren/obesitatearen sorreran eta mantenimenduan, eta horiek ezagutu eta lantzea beharrezkoa da. Hori egin ezean, pertsonak pisua jetsi eta 2-3 urtez mantendu dezake baina berreskuratzeko probabilitatea handiagoa izango da, konpondu ez dituen arazo batzuk edukiko dituelako eta edozein zailtasunen aurrean edo egoera zehatz batzuen aurrea, jate emozionalera itzultzeko edo berrerortze bat edukitzeko probabilitatea oso altua izango delako.

Hori guztia dela eta, ezin da ukatu argaltzeko eta ohitura osasuntsuak barneratzeko programa bat benetan eraginkorra izateko, elikadura osasuntsua eta kirolaz gain, emozioak kudeatzeko estrategiak erakusten dituen esku-hartze psikologikoa barneratu behar dituela.


Nerea Gomez eta Judith Etxezarreta (Kaizen-eko psikologa eta nutrizionista)

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Artikuluaren Gaztelerazko bertsioa:
http://psikostima.blogspot.com.es/2013/10/emociones-razones-de-peso-para-tenerlas.html












jueves, 17 de octubre de 2013

Hipotiroidismo



En este artículo hablaremos sobre el hipotiroidismo. Para ello, es muy importante saber qué es la tiroides, qué funciones realiza,...

¿Qué es la tiroides?

La tiroides es una glándula que controla ciertas funciones importantes del cuerpo. 
Las enfermedades de la glándula tiroidea pueden afectar a casi todos los órganos del cuerpo y ser perjudicial para la salud.

La glándula tiroidea se encuentra en la base del cuello frente a la tráquea. Tiene dos lados en forma una mariposa. 

La glándula tiroidea elabora, almacena y libera dos hormonas:
T4 (tiroxina) y T3 (triyodotironina.

Las hormonas tiroideas controlan el ritmo con que funciona cada parte del cuerpo. Esto se denomina metabolismo. 
Cuando la glándula tiroidea funciona como debe, su metabolismo se mantiene a un ritmo constante, es decir, ni demasiado rápido ni demasiado lento. 

Cada 5 años, a partir de los 50 años, debe hacerse exámenes regulares para detectar las enfermedades de la tiroides. Las mujeres que corren un mayor riesgo necesitan hacerse estos exámenes antes de este período o más a menudo.


Diagnóstico de las enfermedades de la tiroides

Las enfermedades de la tiroides se diagnostican basándose en sus síntomas, un examen y ciertas pruebas. Los síntomas de una enfermedad de la tiroides pueden ser parecidos a los síntomas de otros problemas médicos.
Su proveedor de atención médica le examinará el cuello mientras traga. La glándula tiroidea se mueve al tragar lo que facilita palparla. Su proveedor de atención médica también le puede examinar la piel y los ojos, pesarla y tomarle la temperatura.
Los siguientes exámenes se pueden usar para ayudar a encontrar la causa exacta del problema:

  • Pruebas de sangre
  • Examen por ecografía de la tiroides
  • Examen de exploración de la tiroides
Durante un examen de exploración de la tiroides, le pedirán que tome una pequeña cantidad de yodo radioactivo. Una cámara especial entonces detecta las áreas de la glándula tiroidea que absorben el yodo radioactivo. Los resultados de este examen revelan las áreas de la glándula tiroidea que actúan de manera deficiente o excesivamente. Este examen no se hará si está embarazada.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo ocurre cuando la glándula tiroidea no produce suficiente hormona tiroidea. Esto hace que se reduzca el ritmo del metabolismo.

Bocio

Causas

La causa más común de hipotiroidismo es un trastorno que se llama tiroiditis, una inflamación de la glándula tiroidea. Al tipo más común de tiroiditis se le conoce como enfermedad de Hashimoto. Esta enfermedad hace que el sistema inmunitario—las defensas naturales del cuerpo contra las enfermedades—confunda a las células de la glándula tiroidea y las trate como si fueran invasores dañinos. El cuerpo envía glóbulos blancos para destruirlas. La glándula pituitaria entonces libera TSH para indicarle a la glándula tiroidea que produzca más hormona tiroidea. Esta demanda en la glándula tiroidea hace que esta se agrande. Este agrandamiento se denomina bocio. Con el tiempo, la enfermedad de Hashimoto puede reducir la capacidad de la tiroides para producir hormonas.
El hipotiroidismo también puede ocurrir debido a una dieta deficiente de yodo. Sin embargo, se cree que la dieta de la mayoría de los estadounidenses contiene suficiente yodo debido al uso de sal yodada. Algunos alimentos que proporcionan yodo son:

  • La espinaca
  • Los camarones
  • Las ostras (ostiones)
  • La langosta
Tomar demasiado medicamento para tratar el hipertiroidismo puede causar hipotiroidismo también. 

Síntomas

Los síntomas de hipotiroidismo aparecen lentamente. Es decir, usted podría tener la enfermedad pero no presentar síntomas durante meses, e incluso años. Algunos síntomas comunes de hipotiroidismo son los siguientes:

  • Agotamiento o debilidad
  • Aumento de peso
  • Falta de apetito
  • Cambio en los periodos menstruales
  • Ausencia de deseo sexual
  • Sensación de frío cuando los demás no lo sienten
  • Estreñimiento
  • Dolores musculares
  • Hinchazón alrededor de los ojos
  • Uñas quebradizas
  • Caída del cabello
Si los resultados de laboratorio revelan niveles hormonales normales, es posible que los síntomas se deban a algún otro padecimiento. 


Tratamiento

En casi todos los casos, el hipotiroidismo se puede tratar con medicamentos que contienen la hormona tiroidea. La dosis del medicamento se aumenta lentamente hasta lograr normalizar los niveles en la sangre. 

Casi todas las personas con hipotiroidismo tienen que tomar esta hormona el resto de su vida. No obstante, la dosis puede cambiar de vez en cuando. Se analizará también el nivel de la hormona en la sangre regularmente.


Via: http://www.acog.org/For_Patients/Search_Patient_Education_Pamphlets_-_Spanish/Files/Enfermedades_de_la_tiroides

jueves, 10 de octubre de 2013

La nutrición en el embarazo adolescente

La tasa de embarazos adolescentes está subiendo poco a poco después de caer desde hace años, alrededor del 85% de estos embarazos no son planificados, que en cualquier población puede aumentar el riesgo de tener problemas. El mayor riesgo para las madres adolescentes está retrasando la atención prenatal o, peor aún, el 7,2% no recibió atención en absoluto.

La razón de la falta de atención prenatal  se suelen retrasar las pruebas de embarazo, la negación o incluso el miedo de decirle a otros acerca del embarazo.

Debido a que el cuerpo de un adolescente sigue creciendo va a necesitar más apoyo nutricional para satisfacer tanto sus necesidades y la de su bebé. La asesoría nutricional puede ser una gran parte de la atención prenatal, por lo general realizado por un médico o una partera, a veces un nutricionista

Esta orientación suele incluir información sobre las vitaminas prenatales, el ácido fólico...
La falta de una nutrición adecuada puede llevar a problemas como la anemia (bajo nivel de hierro), aumento de peso bajo, etc.

Otro problema que enfrentan las madres adolescentes es el uso de drogas y el alcohol, incluyendo el tabaquismo. Ninguna cantidad de cualquiera de estas sustancias es seguro para uso durante el embarazo. De hecho, su uso puede complicar aún más el embarazo aumenta la probabilidad de parto prematuro y otras complicaciones.

El nacimiento prematuro y bajo peso al nacer crean una gran cantidad de problemas, incluyendo daño cerebral, discapacidades físicas y más. La estancia hospitalaria prolongada y potencialmente un mayor riesgo de problemas de salud para estos bebés conduce a más estrés en la madre adolescente.
Las madres adolescentes son perfectamente capaces de tener un embarazo saludable  y un bebé sano. Con la nutrición adecuada ,y la atención prenatal precoz la mayoría de estos problemas potenciales no saldrá a la luz.


 


Via: http://www.nutricion.pro/dietas/la-nutricion-en-el-embarazo-adolescente/?utm_content=buffer3df8a&utm_source=buffer&utm_medium=twitter&utm_campaign=Buffer

viernes, 4 de octubre de 2013

Otoño: Cómo mantener las calorías a raya

En otoño, las frutas frescas, las ensaladas y las sopas frías de hortalizas ceden paso a las tentaciones hacia alimentos más calóricos, que se consumen con mayor frecuencia.

Con el final del calor y las vacaciones, lejos queda ya la "operación bikini" y los resultados de estos planteamientos veraniegos. La vuelta al cole de los pequeños y el regreso al trabajo de los adultos ayuda a ordenar horarios y comidas. Sin embargo, la abundancia y variedad de frutas frescas, ensaladas, cremas y sopas frías de hortalizas empieza a decaer, mientras que las tentaciones por alimentos más calóricos son más frecuentes. A continuación, se explica por qué nos sobran calorías, cuáles son los alimentos que más y menos engordan, y se sugieren platos que calientan sin engordar.

Por qué nos sobran calorías 

Las encuestas más recientes, como el estudio ENRICA, apuntan a más del 62% de la población adulta española con exceso de peso. A pesar de que el desarrollo de la obesidad depende de muchos factores, algunos de ellos no modificables (genéticos), lo cierto es que la alimentación y la actividad física tienen un papel trascendental, tanto en la prevención como en el tratamiento de esta enfermedad. 

La ganancia de peso, en esencia, se debe a un desequilibrio entre las calorías que se consumen y las que se gastan, a favor de las primeras. En general, en nuestro entorno (repleto de alimentos ricos en azúcares y grasas y con escasas posibilidades para pasear, andar en bici con seguridad y jugar en la calle), es habitual que la ingesta energética esté por encima del gasto que se realiza a través de la actividad física. Esto nos lleva a acumular reservas en forma de grasa, es decir, a engrosar el porcentaje de población que padece exceso de peso. Con ello, aunque en verano se sigan dietas milagro para perder 10 kilos en un mes, el resultado global a lo largo del año es que la mayoría de la población come más de lo que necesita. O dicho de otra forma, se mueve menos de lo que debería.

Los alimentos que más y menos engordan 

Otoño es época de castañas, boniatos, calabazas, granadas, higos, setas y uvas, entre muchas otras posibilidades. Todas ellas nos ofrecen múltiples opciones gastronómicas para empezar a cocinar los tan ansiados platos calientes, con un aporte nutricional interesante y un contenido calórico razonable.  

En general, una dieta basada en alimentos de origen vegetal (frutas, hortalizas, legumbres, alimentos integrales) tiene menos probabilidad de facilitar el aumento de peso. Los alimentos de baja densidad energética, es decir, aquellos que contienen pocas calorías por unidad de peso, son menos propensos a provocar un incremento de peso corporal. Son alimentos con mucho volumen, pero pocas calorías.

Tal y como se recoge en el documento "Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención del sobrepeso y la obesidad en adultos", firmado por once sociedades científicas, los distintos grupos de alimentos afectan de forma diferente al organismo: mientras unos facilitan el exceso de peso, otros lo evitan.  


Los alimentos con efecto neutro o preventivo son:

  • Frutas y hortalizas: el consumo alto de frutas y hortalizas está asociado a un menor incremento de peso a largo plazo.
  • Alimentos integrales: una ingesta elevada de cereales integrales (pan, pasta, arroz) se asocia a menores índices de masa corporal.
  • Aceite de oliva: la ingesta de aceite de oliva no parece asociarse a un riesgo significativo de ganancia de peso en adultos sanos.
  • Frutos secos: la adición de frutos secos a la dieta habitual no se asocia al aumento de peso corporal. 
Los alimentos que se relacionan con un mayor riesgo de obesidad son:

  • Bebidas azucaradas: su consumo frecuente (algo habitual en nuestro entorno) se relaciona con índices de masa corporal mayores.
  • Carne y derivados: la elevada ingesta de carne y procesados cárnicos podría incrementar la ganancia de peso y el perímetro abdominal.

Platos que calientan sin engordar

A partir de lo expuesto con anterioridad, se pueden proponer suculentos platos otoñales, con sus característicos ingredientes anaranjados y marrones, sin necesidad de elaborar recetas copiosas que solo se pueden consumir de vez en cuando. Guisos de verduras con legumbres, tentempiés de frutos secos y frutas desecadas, cremas de calabaza o de castañas, o postres a base de uvas, higos y granadas pueden enriquecer los menús de octubre, a la vez que ayudan a mantener las calorías a raya. 

Via: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/adulto_y_vejez/2012/10/11/213645.php/fbhttp:/bit.ly/1c4JKFT

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Siete tipos de hambre

El olfato, la boca, los ojos, el estómago, la mente y los sentimientos condicionan distintas conductas alimentarias, que se identifican con diversos tipos de hambre.

¿Quién no ha sentido ganas de comer la hamburguesa con patatas fritas cuando ve el anuncio por televisión? ¿O no puede evitar comer palomitas cuando entra al cine? ¿Y entrar en la pastelería a por un cruasán cuando percibe el olor del hojaldre recién hecho? Este tipo de conductas, ¿responden al hambre entendida como una necesidad básica o más bien a apetito o apetencia por algún alimento concreto? ¿Sabríamos contar cuántas veces a lo largo del día tenemos pensamientos centrados en la comida o en los alimentos? Aunque pueda parecer una obviedad, en muchas ocasiones comemos sin pensar, como un acto reflejo y sin tomar conciencia del momento. Para evitar este comportamiento y sus consecuencias, a continuación se describen los siete tipos de hambre que, en general, nos condicionan. 

Tipos de hambre: siete casos que nos condicionan 

Jan Chozen Bays, pediatra de Harvard y autora del libro 'Mindful Eating: A guide to Rediscovering a Healthy and Joyful Relationship with Food' ('Comer Consciente: Una guía para redescubrir una relación sana y alegre con los alimentos') identifica siete tipos de hambre, una clasificación que ayuda a esclarecer los distintos comportamientos alimentarios con los que nos podemos sentir identificados, de forma habitual o en momentos concretos de nuestras vivencias. Dado que nuestra manera de relacionarnos con la comida afecta a nuestra salud, resulta interesante reconocer y reflexionar sobre el tipo de comportamiento alimentario con el que uno se siente identificado.  

1. Comer por los ojos. Es el tipo de hambre que nos hace comer incluso cuando estamos llenos al ver la foto de un postre o de una jugosa hamburguesa; o beber un refresco al ver el anuncio de una bebida burbujeante... Hay que reconocer el gran trabajo de las sesiones de "maquillaje" que se aplican a los alimentos que aparecen en carteles, paneles, anuncios de televisión o menús de restaurantes para hacerlos más apetitosos, acentuar su color natural o conseguir los colores más vivos posibles, entre otras particularidades. El objetivo perseguido es que los "potenciales consumidores" deseemos comer el alimento al experimentar "solo con verlo" la gustosa sensación de "crujiente" al ver la foto de las patatas fritas; sentir cómo el chocolate se "derrite" en la boca y reconocer como "fresquísimas y turgentes" las hojas de lechuga y las rodajas de tomate de la hamburguesa de la foto. Según señala Bays, son muchas las investigaciones que han demostrado que "la vista es muy potente a la hora de influir en el comportamiento alimentario e incluso puede anular todas las demás señales de saciedad". ¿Hasta qué punto nos influye este aspecto a la hora de desear comer determinados alimentos? 

2. Hambre de olfato. De manera continuada estamos expuestos a aromas de alimentos tentadores, como el del pan o los cruasanes recién horneados, el del café recién hecho o el de las palomitas de maíz a la entrada del cine. Antes de lanzarse de manera precipitada (y sin pensar) a comer estos alimentos tan atractivos, los expertos coinciden en la importancia de tomar conciencia de la situación: pararse antes y pensar si de verdad se tiene hambre, cuántas horas han pasado desde la última comida, y cuánto queda para la siguiente. Bays, además, sugiere hacer un ejercicio de toma de conciencia, y tratar de dar respuesta a las siguientes cuestiones:
  • ¿Cuántos olores puede detectar al margen del que desprenden los alimentos que han despertado su interés?
  • ¿Cómo cambia el sabor del alimento a medida que inhala y exhala?
  • ¿Cuánto tiempo persiste el sabor después de tragar?
Por otra parte, distintos ensayos clínicos se centran en la capacidad de saciar que tiene el sentido del olfato. Desde el Research Center of the Institut Paul Bocuse se parte de la hipótesis de que el aroma de un alimento que se ingiere al comienzo de una comida disminuye o suaviza el sabor de un alimento con el mismo aroma que se ingiere al final. Esta cualidad, bien analizada y conocida, puede servir para modular ciertas conductas alimentarias o favorecer el control de la saciedad. 

3. Hambre de boca. La experta en comportamiento alimentario lo describe como "el tipo de hambre que experimentan quienes tienen la 'necesidad' de probar constantemente nuevos sabores y texturas". Una forma de advertir estas sensaciones es prepararse un plato compuesto por alimentos de diferentes texturas: zanahorias crudas y frías, patatas calientes y cremosas, palomitas de maíz, colines de pan..., masticar cada bocado entre 15 y 20 veces, y centrar la atención en las sensaciones de la boca y en los movimientos de la lengua. También resulta curioso experimentar la textura y el sabor de alimentos menos comunes, como distintas frutas exóticas (el maracuyá, los lichis o los nísperos, entre otros) según se prueben todavía verdes o en su punto óptimo de consumo. En otras circunstancias de pérdida de salud se experimenta justo lo contrario, la pérdida de gusto por los alimentos. Esforzarse en la presentación de los platos, en los olores y en las texturas es fundamental para que la persona enferma recupere el apetito y la salud.  


4. Hambre de estómago. "Tengo ataques de hambre" es una frase que refleja este tipo de apetito, que conduce a comer más y de una manera desmedida. En estos casos, es importante dar pautas y enseñar técnicas de control de la ingesta para distinguir y no confundir la sensación de ansiedad con el hambre. ¿Tengo realmente hambre o en realidad es apetencia por algún sabor o por algún alimento en concreto? ¿Me entran ganas de comer siempre a la misma hora? Si por el contrario, el "estómago" pide algún alimento concreto, la doctora sugiere observarse a uno mismo y reconocer las sensaciones que le invaden en cada momento. ¿Tensión? ¿Nerviosismo? ¿Inquietud? ¿Fatiga mental? ¿Alegría? ¿Euforia? Es posible que el cuerpo no esté necesitado tanto de comida, pero sí de descanso. Unos ejercicios de estiramientos, unas respiraciones profundas, salir a la calle unos minutos a respirar aire fresco pueden ayudar a identificar el origen del apetito. Saborear un té o comer pausadamente una fruta o unas tortitas de cereales son algunas propuestas sanas; mucho más ligeras (y digestivas) que caer en la tentación de comer la galleta de chocolate, el bombón, las patatas fritas o los frutos secos. 


5. Hambre celular. Responde a uno de los instintos más primarios: cuestión de supervivencia. Por ejemplo, está estudiado que la preferencia por el sabor dulce es innata, determinada por una predisposición genética a sobrevivir, al mantenimiento de la especie. La especialista explica este tipo de hambre como la necesidad orgánica de ciertos nutrientes que se ve referida como la querencia por comer alimentos muy concretos: chocolate, zanahorias, almendras (y no otros frutos secos), queso, sardinas enlatadas... También advierte que "el cuerpo lo pide para funcionar de manera óptima, aunque la mayoría de nosotros hemos perdido la capacidad de oír lo que nos está pidiendo", ya que popularmente estos comportamientos se identifican como "antojos".  


6. Mind hunger o hambre de mente o de pensamientos. Pensamientos como "tengo que comer menos azúcar", "debo cocinar con menos grasa", "desayuno el doble porque tal vez no tenga tiempo de almorzar", o "después de este día tan estresante, me merezco un bollo de chocolate" son algunos ejemplos de este tipo de "hambre". Pero también lo son aquellas maneras en el comer condicionadas por los resultados de los últimos estudios científicos (alabanza o exaltación de ciertos alimentos a los que se asocian propiedades muy saludables), aunque no tenga el consenso de la comunidad científica o sea producto del marketing alimentario del momento. Pero "por si acaso"... La doctora Bays traslada una reflexión muy interesante, que es que "cuando comemos en base a los pensamientos, nuestra alimentación se basa por lo general en la preocupación", lo cual nos puede conducir a comer demasiado sin justificación, o todo lo contrario, a dietas estrictas sin fundamento dietético ni médico, a una alimentación muy limitada y monótona que no se puede sostener en el tiempo porque comprometería la propia salud física y el equilibrio mental. El poder de la mente es inmenso, y es el responsable en gran medida de nuestro comportamiento alimentario. 


7. Hambre del corazón. Es el tipo de hambre que se siente ante un vacío sentimental, que conduce a buscar el alimento o la comida como modo de compensar o llenar ese vacío, que evoque los momentos felices vividos y, de una manera indirecta, al comerlo, uno se siente bien, reconfortado. Según Bays, las relaciones "más desequilibradas con los alimentos son causadas por no atender a los sentimientos". En esta línea, el psicólogo clínico Esteban Cañamares, especialista en temas de comportamiento alimentario, cuenta en su libro '¿Por qué no puedo adelgazar?' lo importante de recordar que "comer es un placer, y como tal puede exagerarse para compensar insatisfacciones en otras áreas de la vida". De ahí la importancia de llenar los corazones de distintas maneras, tal y como plantean los especialistas: atender a los amigos, llamar a un ser querido, cuidar el jardín, hacer un regalo, escuchar música, dar un paseo, disfrutar de la naturaleza, agradecer lo que se tiene...



Via: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/curiosidades/2013/09/19/218127.php

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cómo retomar los buenos hábitos dietéticos tras el verano

Volver cuanto antes a los buenos hábitos alimentarios es la fórmula más eficaz para liberarse de la hinchazón abdominal y de los kilos ganados durante el verano

¿Cómo podemos recuperar la rutina de una dieta sana sin que aparezcan o se acentúen losepisodios de ansiedad por haber comido aquello que menos conviene? Dejar las patatas fritas y las cañitas tan típicas del verano y volver poco a poco a la comida casera, equilibrada, menos calórica o grasienta es fundamental, tanto para el bienestar físico como para el equilibrio emocional. Los mayores excesos cometidos durante las vacaciones se reflejan con malestares -sobre todo, digestivos-, con unos kilos ganados, e incluso con persistentes y molestas contracturas o dolencias musculares y articulares. Es el momento de cumplir con el refrán "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"; síntoma de buena salud, seguridad, confianza, buen ánimo y buena disponibilidad. A continuación se detallan los errores alimentarios más comunes que se cometen durante el verano y se brindan ideas para iniciar el cambio alimentario.


Cuatro ideas para iniciar el cambio alimentario

Aunque el objetivo final sea retomar unos buenos hábitos alimentarios tras las transgresiones dietéticas del periodo estival, los cambios radicales de inicio pueden agravar la ansiedad, la angustia y la pereza que acompañan a la vuelta. Así, las dos primeras semanas tras el retorno se pueden dedicar a llevar a cabo el cambio gradual tanto de alimentos como de frecuencia de consumo, horarios de comidas y modos en el comer, con el fin de no pasar de un día a otro del típico "menú de vacaciones" a la comida "de trabajo".
Volver cuanto antes a los buenos hábitos alimentarios es la fórmula más eficaz para sentir los resultados de una dieta sana; para liberarse de la hinchazón abdominal y de los kilos ganados durante el verano. Para ajustar el cambio a las necesidades de cada uno, a continuación se listan los principales errores alimentarios del verano y sus respectivos consejos para erradicarlos. 

 El menú veraniego dulce. Es lo típico de desayunar tostadas untadas con mermelada o crema de cacao azucarada y zumo; tomar postres dulces, un helado diario, refrescos o zumos azucarados entre horas, chocolate, chucherías, etc.
  • El cambio obligado: freno a los azúcares. Además de los típicos alimentos dulces y azucarados, a la hora de frenar el consumo de azúcares cabe considerar y limitar la ingesta de otros productos de presencia habitual en la alimentación como cereales de desayuno, zumos, ciertas bebidas, etc. Los siguientes consejos ayudan a hacer más saludables las tentaciones dulces: usar vajilla pequeña, servir el postre y retirar o sustituir el azúcar de las recetas por otros alimentos más sanos. Un buen comienzo puede ser sustituir las galletas o las tostadas con mermelada por pan tostado con aceite, pan con jamón, o acompañado con queso fresco o con requesón y nueces, con mezcla de frutos secos, un muesli... Y de postre, tras las comidas, una infusión digestiva (las que llevan regaliz tienen un contrapunto dulce muy gustoso). 

Escasez de frutas. Aunque la oferta de fruta veraniega es la más variada, colorida y dulzona en comparación con el resto de temporadas, para muchas personas queda relegada a un segundo plano cuando aparecen los postres dulces y los helados, o pasan directo al café con hielo. La sequedad de la piel y del cabello la descamación, más acentuada en codos, rodillas, talones o en el cuero cabelludo, pueden empeorar por un aporte insuficiente de nutrientes (como las vitaminas A y C) que sirven a la regeneración celular.

  • El cambio obligado: fruta fresca, a diario. Las frutas más ricas en los nutrientes dermo-protectores son: naranjas, kiwi, mango, nísperos, caquis y frutos del bosque (grosellas, frambuesas, arándanos). Los orejones de albaricoque concentran hasta diez veces más vitamina A y carotenoides que el resto de frutas secas, y más aún que la fruta fresca. Se puede comenzar la mañana con un bol de copos de avena con orejones y manzana rallada. Comer la fruta antes de las comidas puede ser un hábito fácil de recordar y de repetir hasta que se convierta en una sana costumbre. Después de tanto exceso, tomar en ayunas agua con zumo de limón es un buen complemento. 

Verano de barbacoas y parrilladas. Las costumbres alimentarias veraniegas predisponen por lo general a un consumo exagerado de proteína animal. A los desayunos de buffet libre colmados de huevos en sus variadas presentaciones (fritos, revueltos, duros...), bacón, jamón, diversidad de quesos, etc., se suman las barbacoas de carnes y embutidos, las parrilladas de pescados y de marisco... Si se hicieran cuentas de la cantidad diaria de proteinas ingerida, se superaría con creces la recomendación de consumo de 0,8-1 gramo por kilo de peso y día, con las consecuencias nefastas para la salud de tanto exceso mantenido.

  • El cambio obligado: tope a la proteína animal. Para quienes son muy "carnívoros", el inicio del cambio puede ser limitar la ración de proteína animal (carne, pescado o huevos) en comidas o cenas, y en cantidades razonables; unos 150 gramos de pescado o 120 gramos de carne. A partir de ahí se puede integrar como un hábito saludable el hecho de no tomar carne al menos un día por semana, o siempre que se coman legumbres. En este caso, las legumbres se combinan con cereales (arroz, cuscús, bulgur, mijo...) y se acompañan de un plato de verdura o de ensalada para conformar un menú completo, nutritivo y saludable, y para la cena se reserva el pescado. 

Refrescos y cervezas a diario. Las bebidas carbonatadas proporcionan sensación de hinchazón, aumentan el volumen y pueden sumarse como causa de hinchazón abdominal, flatulencias y molestias digestivas. El alcohol, aunque provenga de bebidas de baja graduación (cerveza, vino, sidra, cava), lleva asociados riesgos y carga la función hepática, dado que el hígado tiene una capacidad limitada para metabolizarlo. Por ello no conviene excederse tampoco en vacaciones. Las bebidas energéticas, dada su naturaleza excitante, suponen un problema para la salud de quienes tienen hipertensión y cardiopatías, y pueden alterar demasiado a quienes son sensibles a la cafeína.

  • El cambio obligado: adiós a las burbujas. El agua fresca, filtrada o embotellada, debe contemplarse ya como bebida de elección. Si se pretende acentuar el efecto depurativo del agua, se puede tomar como entrante de comidas y cenas un caldo de verduras, y agua con limón en ayunas. El apio, la borraja, la achicoria, la lechuga, la cebolla, la col o el rábano son hortalizas y verduras que añadir al caldo vegetal. Escoger, entre todos los alimentos, los más idóneos para combatir la hinchazón abdominal ayuda a sentirse antes más ligero. 

 

Planificar el menú de la semana

Septiembre, mes de retorno vacacional para la mayoría de la población, coincide también con el comienzo de los niños en la escuela, pero solo hasta mediodía. Esto significa que comen en casa, de modo que se ha de procurar tener planificada toda la semana de menús para improvisar lo menos posible la alimentación familiar. Los niños también sufren los cambios, y les cuesta adaptarse a los ritmos ordenados de las comidas, a las pautas de alimentación más equilibradas, sin tanta permisividad como la que han disfrutado durante las vacaciones.
  • Plan de menús. Para que la organización sea más sencilla, es necesario ser previsores y aprovechar el tiempo libre entre semana o el fin de semana para preparar comidas para los siguientes días. En el frigorífico, las comidas preparadas, guardadas en recipientes cerrados pueden conservarse en perfecto estado entre 2 y 4 días. Para el resto, si se han podido adelantar algunos guisos, estos se pueden congelar y descongelar justo el día anterior.
  • Horarios. Los horarios son importantes y, una vez en casa, conviene retomar de la manera más rápida y natural posible el ritmo de horarios anterior; desde los desayunos hasta las meriendas y las cenas. Hasta conseguir adaptarse a las exigencias del ritmo diario (hogar, laboral, etc.), los desajustes en los horarios de las comidas pueden ser la causa o acentuar el mal humor, la fatiga, la irritabilidad y la labilidad emocional. En el caso de los niños (el consejo también sirve para las personas adultas) conviene que pasen al menos 3 horas desde que han cenado hasta que se acuestan.
  • Rápido y sano. Se puede comenzar la comida casera con platos rápidos y sencillos, que posibilitan tener lista la comida o la cena en tan solo 10 minutos, pero sin comprometer la calidad nutricional. 

    Vía:  http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/2013/09/05/217776.php